Es muy común la creencia popular de que una persona asidua al trabajo con pesas nada más cesa o abandona la actividad pierde rápidamente el músculo ganado, escuchándose cosas tan dispares como que ese tipo de músculo de gimnasio no se mantiene como el músculo que gana una persona trabajando o incluso que nos “desinflamos”, término en cierta medida simpático que es incluso utilizado por gente que se dedica profesionalmente al deporte y desgraciadamente muchas veces por personas que se dedican a la enseñanza.
Por norma general y afortunadamente, la tendencia a opinar desde el desconocimiento suele ser por parte de personas ajenas a la práctica deportiva, pero lo peor es que aquellas que sí lo practican se suelen basar bien en la experiencia propia (comprometida casi siempre por la opinión externa previamente interiorizada) o lamentablemente por conocimientos profesionales erróneos, lo que hace posible que ese desconocimiento se traslade a los recintos deportivos.
Es normal que si invertimos tantísimo tiempo en evolucionar nos dé tanto miedo involucionar, es lógico, y nuestras mayores preocupaciones suelen aflorar cuando por el motivo que sea, debemos cesar o abandonar la actividad deportiva, y más cuando se trata de personas que le han dedicado mucho tiempo a forjar su físico donde es posible mantener el volumen pero perder tonicidad, sin embargo cabe destacar que más allá de lo estético, dejar la actividad física implica también repercusiones en la calidad de salud.
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