Según explican, en la publicación Applied and Eviromental Microbiology, investigadores recolectaron 26 camisetas de voluntarios que realizaron una sesión intensiva de ejercicio. 28 horas después, expertos en aromas olieron las prendas y concluyeron que las camisetas de poliéster apestaban más que las de algodón. Los culpables de los efluvios desagradables en los tejidos son las bacterias del género Micrococcus que parecen crecer mejor en el poliéster. Hasta que los científicos descubran por qué sucede esto, si se hace ejercicio, para reducir el mal olor recomiendan usar ropa de algodón.
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