jueves, 4 de mayo de 2017

¿Es el fitness el nuevo 'soft' porno?

Pechos descomunales, glúteos recauchutados y chicas enseñando lo máximo que permite la timorata -¿hipócrita?- censura de las redes sociales. Ni un pezón pero toneladas de carne magra escuetamente tapadas por minúsculas porciones de tela. Cada vez que, durante mis largos trayectos en transporte público buceo en Instagram en busca de inspiración para mis reportajes en ZEN siento como si estuviera ojeando una revista para tíos.

Plagadas de imágenes con más carga erótica que deportiva, muchas -no todas- de las grandes cuentas motivacionales de fitness se han convertido en el escaparate de una especie de porno dulcificado que encumbra por la vía rápida a algunas -no todas- de las fitgirls con más seguidores del momento.

"Estoy harta de ver esas caricaturas de mujeres por todas partes. No es porque tenga nada en contra de las chicas con tetas y culos enormes, es porque sus esfuerzos por hacerse notar en el mundo del fitness me resultan ridículos. La gente que está verdaderamente en forma no necesita posar en esa especie de 'soft porn'", asegura a ZEN Tosca Reno (@toscareno), gurú canadiense de la vida sana y el ejercicio. Reno, una de las primeras en poner de relieve el avance de esta tendencia, no oculta la aversión que le produce esta utilización del cuerpo femenino. "Me encantan las mujeres fuertes y no este modelo que se está imponiendo en las redes. Debemos ser fieles al concepto verdadero y real del ejercicio físico. Nosotras no estamos en venta".

Responsabilidad
Profesora e investigadora de la Cultura del Fitness en The New School (Nueva York), Natalia Mehlman Petrzela contempla este boom en las redes sociales desde un doble prisma. "Es un momento extraño. Por un lado, la naturaleza democrática de Instagram ha abierto una ventana privilegiada a físicos hasta ahora invisibles en los medios de comunicación. La cultura de la belleza y el fitness nunca había estado tan presente en nuestra sociedad. Pero, sobre todo en el caso de las #fitspo -hastag abreviado de fitspiration, imágenes y vídeos que promueven un modo de vida saludable que cuenta con 41.889.060 publicaciones en la actualidad-, proliferan las fotos de jóvenes que no son verdaderas deportistas y que se exponen en un erotismo pasado de moda", afirma. Se presentan como "musas inspiradoras pero no tienen nada que ver con el deporte y usan el ejercicio físico como excusa para llamar la atención desde un punto de vista sexual. Todo esto va en contra de lo que debería ser nuestro papel en el fitness".

Petrzela aboga por no olvidar que "el acceso de la mujer en igualdad de condiciones al mundo de la práctica deportiva, en general, formó parte de la lucha feminista, algo que no se percibe en #fitspo. También convendría recordar de que las redes sociales no son la vida real y que es más sano seguir las cuentas que resulten interesantes de verdad, que nos eleven... Eso, y apagar nuestros teléfonos móviles ¡para concentrarnos en nuestros entrenamientos!".

Con cerca de 100.000 seguidores en Instagram, la atleta callejera neoyorquina -según ella misma se define- Robin Arzon (@robinnyc) apela directamente a la sensatez de los gurús de la vida sana. "Los influencers del fitness ven su voz amplificada a través de internet, lo cual implica una gran responsabilidad que deberían ejercer publicando consejos útiles, precisos y seguros. Es cierto que las imágenes resultan mucho más eficaces cuando se eleva el tono. Pero, al final, sólo se trata de una conversación visual que, si se hace bien, puede dar mucho de sí".

La entrenadora francesa afincada en Barcelona Magali Dalix (@magalidalix) le quita hierro al asunto. "Es puro narcisismo y seducción masiva. Se trata de ligar con tu público y enamorarlo para fidelizarlo". En su opinión, "cada uno vende lo que tiene y, si no se tiene nada más interesante que ofrecer que su anatomía, eso es lo que muestran". La fundadora de la Sala Magali lo observa como mera espectadora sin entrar a hacer juicios de valor. "No lo veo ni mal, ni bien. Tampoco tengo por qué estar o no de acuerdo con esta moda. Cada uno es dueño de su cuerpo. Eso sí, no creo haber visto mujeres del fitness de mi generación... ¡desnudarse tanto!".
Útiles o no, lo cierto es que estas cuentas triunfan. Yo misma las sigo en busca de nuevas tendencias. Lástima que, a pesar de mis intentos, ni sus gestores, ni las modelos etiquetadas en sus perfiles con las que intenté contactar respondieran a mis preguntas.

Estrategia de marketing
Como sexóloga, Ana Sierra contempla en este fenómeno «una simple estrategia de marketing para vender más, basada en una fusión del ejercicio y la sexualidad». Aunque también aparecen algunos hombres, las mujeres son mayoría en este tipo de cuentas motivacionales, "el cuerpo femenino se explota más, está hipersexualizado".

Ellos lucen músculos y ellas, además de mostrar sus logros en el gimnasio, adoptan posturas insinuantes. Una vez más, se cae en el recurso fácil de explotar al máximo "la exhibición de tías buenas haciendo deporte con poca ropa, de convertirlas en un objeto. Igual que ocurre, por ejemplo, en la Lingerie Bowl, evento en el que modelos juegan al fútbol americano en lencería".

La exposición de prótesis desproporcionadas -de pecho y glúteos- proliferan en unos espacios dedicados a divulgar las pautas para alcanzar un estilo de vida saludable. "Es una especie de huida de lo natural para caer en el exceso. Como la tanorexia, adicción al bronceado". En cualquier caso, la sexóloga señala que, "como cualquier otra parafilia, si es consentida y no se lleva al límite generando problemas de salud, es respetable. Cada cual que haga lo que quiera".

No hay comentarios:

Publicar un comentario