viernes, 7 de abril de 2017

¿Cómo caminas?



Caminas correctamente? Puede que te sorprenda la pregunta y es que, a estas alturas, ¿quién no sabe caminar? Desde que nacemos, a una temprana edad, nuestro cuerpo aprende de manera instintiva a desplazarse ejerciendo presión sobre el abdomen, el ombligo y, más tarde, se aprende a reptar, gatear y finalmente ponerse de pie. Con ayuda de los padres, y gracias al desarrollo de la potencia muscular y el equilibrio, finalmente, se dan los primeros pasos. Y es que el misterio no es otro que este: un pie se adelanta y el otro le sigue y, de ese modo, ya hemos dado un primer paso. Un paso que sigue al otro y dota de sentido al concepto de bípedo, en el que las personas conseguimos desplazarnos sin dificultad con nuestros pies.

La complejidad, sin embargo, va mucho más allá y es que en la vida, pocas veces nos paramos a pensar en aquello que nos viene dado, aquello que se aprende de manera natural y no comporta una habilidad extraordinaria. Te invitamos, sin embargo, a prestar atención a diferentes elementos que juegan un papel fundamental en la marcha y que se ven comprometidos en la práctica de otras actividades como el senderismo, el running, etc.

Cuida la postura

Los pies, las rodillas, la pelvis e, incluso, el abdomen son las claves y verdaderos protagonistas de esta habilidad adquirida. El primer impacto con el suelo lo recibe el pie. Es el primer mártir de nuestros malos hábitos de postura, quien recibe el primer castigo. Es importante observar cómo está nuestro pie y es que cualquier alteración de éste provocará cambios en el resto de los segmentos corporales a la hora de caminar. Pensemos, por ejemplo, en un pie en varo (pie en el que el talón mira hacia dentro y se dirige hacia dentro): tendrá tendencia a sobrecargar la parte lateral de la pierna. En cambio, un pie valgo (pie en el que el talón mira hacia fuera y se dirige hacia fuera), sobrecargará la zona interna de la pierna.

Las claves son mantener una postura erguida, con la cabeza levantada para no cargar la columna vertebral y facilitar la respiración. Los brazos también juegan un papel importante y deben moverse rítmicamente mientras caminemos porque favorece la pisada.

Por esta razón es tan recomendable hacer uno de los conocidos estudios de la pisada y obtener información sobre si nuestro pie trabaja de manera adecuada o bien necesitamos alguna ayuda como las plantillas; sobre todo si caminamos mucho o estás pensando en iniciarte en alguna actividad como el running. Con el resto de los segmentos sucederá lo mismo, habrá que vigilar por ejemplo la posición de las rodillas, si están en varo, valgo o recurvatum (hiperextensión excesiva de la rodilla), o de la cadera y la columna. En todos los casos, será entonces también adecuado ser examinado por un profesional de la salud, como un fisioterapeuta especializado en higiene postural, para poder minimizar los efectos de estos o bien optimizar el patrón de la marcha.

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