No existe ningún límite de edad para ponerse en movimiento. Eso sí: el ejercicio debe ser adecuado a las condiciones físicas de la persona. Hay que tener en cuenta la presencia o no de enfermedades cardiovasculares, cerebro-vasculares, hipertensión arterial, diabetes, obesidad, artritis, patologías de columna vertebral o factores de riesgo como niveles altos de colesterol, tabaquismo y alcoholismo. Todo esto va a dirigir y condicionar las posibilidades de entrenamiento.
Beneficios. Mejora los síntomas y signos clínicos, como la función de la bomba cardiaca, la circulación arterial y el retorno venoso; disminuye los niveles de azúcar y colesterol en sangre, la rigidez articular de la artritis y previene los accidentes cerebro vasculares. Disminuye las cifras de tensión arterial, especialmente con actividades aeróbicas de bajo impacto, como caminar, nadar y andar en bicicleta./
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